Empezó la cuenta regresiva para la imposición de un nuevo incremento en los surtidores que se concretaría desde el 1 de septiembre. Mientras tanto, la sucesión de aumentos de la nafta y el gasoil sigue impactando de forma negativa en las ventas de combustibles que llevan a cabo las estaciones de servicio.
Según entidades que integran a los comercializadores, ya suman 8 los meses consecutivos con resultados en rojo para los estacioneros, y la suba que viene alienta más temores en ese segmento.
Sólo en el último mes, la demanda de naftas evidenció una baja superior al 5%, mientras que entre junio y julio la caída superó al 12 por ciento. Los números actuales permiten estimar una retracción que se extenderá al menos hasta fin de año.
Desde el ámbito de la comercialización se anticipó que el incremento se ubicará en torno al 3%, pero que ese aumento recibirá nuevas “actualizaciones” de aquí a fin de año.
“Será un aumento pequeño comparado con lo establecido en otros momentos, pero que sin dudas generará más presión en el bolsillo de los automovilistas. Da la impresión de que no hay un rumbo definido para los combustibles en el país más allá de estos aumentos que se suceden”, dijo el titular de la Cámara de Empresarios de Combustibles (CEC), Raúl Castellano.
“El presidente de YPF recientemente dijo que aún restaba un 3% de aumento para estar a nivel de paridad internacional. Hay que ver si con la suba que viene se establece un freno posterior a los aumentos”, completó el directivo.
Castellano comentó que “si bien aún no hubo confirmación oficial, es un hecho que habrá un nuevo ajustes”, además de señalar que “hay impuestos pendientes que se fueron prorrogando y tienen que incorporarse al valor del litro”.